Voy a intentar explicar la importancia que tiene incluir la dimensión personal en el aprendizaje del léxico a partir de una anécdota personal.
Mi hija Maia tiene casi 7 años y, desde hace 3, estudia inglés en la escuela un par de horas a la semana. Como madre que soy, le pregunto cada día qué tal le ha ido en el cole. Pero, como profesora de idiomas que también soy, los días que tiene inglés le pregunto con un poco más de curiosidad.
El martes tocaba inglés y, mientras cenábamos, ocurrió esto:
—Maia, ¿qué tal hoy en clase de inglés?
—Bien.
—¿Qué habéis hecho? [madre y profe intentando sonsacar información].
—Hemos dicho qué comida nos gustaba y cuál no.
—Ah, entonces habrás dicho que te gusta mucho el arroz con gambas que hace tu lela (lela es el apodo cariñoso con el que Maia llama a su abuela).
—No, he dicho que me gustan los tomates.
—¿Los tomates? ¿Y por qué no has dicho que te gustaba mucho el arroz con gambas, si es tu plato favorito del mundo?
—Porque esa comida no estaba en las tarjetas que nos ha dado la profe.
—… [madre, y profe, pensando]. ¿Y te gustan mucho los tomates?
—Um…bueno…
¿Qué conclusiones podemos sacar a partir de esta anécdota?
Podemos imaginar que la selección de léxico que hizo la profesora para esta actividad estaba basada en el nivel de competencia de Maia y sus compañeros: un A1 pelón. Por lo tanto, una construcción del tipo “el arroz con gambas de mi lela” no entraría en esta selección.
Como consecuencia de esta selección, Maia no puedo expresar sus verdaderas preferencias y tuvo que conformarse con los tomates, un alimento que, a ella, ni fu ni fa.
La dimensión personal en el aprendizaje de léxico
Si a la hora de seleccionar el léxico que vamos a trabajar en el aula solo tenemos en cuenta el nivel de competencia de nuestros alumnos, es posible que algunos de ellos se queden sin poder expresar una parte importante de su identidad personal. Por ello, los estudios sobre enfoque léxico recomiendan tener en cuenta otros factores como, por ejemplo, las necesidades, gustos y preferencias de los estudiantes.
Si la profesora de Maia hubiera tenido este criterio en cuenta, seguramente habría previsto en el plan de clase un espacio y un tiempo para que los estudiantes hubieran podido averiguar y expresar cómo se dicen en inglés las comidas que les encantan y que no estaban recogidas en las tarjetas.
La profesora podría haber dado a cada niño/a una tarjeta en blanco para que cada uno/a dibujara una comida que le gustase mucho (y que no estuviera en las tarjetas). Podrían haber jugado a adivinar cuál era esa comida a partir del dibujo y, una vez que todos hubieran tenido claro a qué comida se refería, la profesora podría haber presentado el nombre en inglés.
En un primer momento podemos pensar que la construcción my grandma’s prawn rice resulta complicada para un A1 pelón de inglés pero, ¿realmente es así? Si intentáramos explicar esta construcción palabra por palabra, de manera aislada, centrándonos en la relación sintáctica, nos estaríamos metiendo en un jardín, no lo dudo. Pero, ¿y si le dijéramos a nuestros alumnos/as que es un bloque léxico y que merece la pena aprenderlo así, en bloque?
Quizás, la anécdota podría haber ocurrido así:
—Maia, ¿qué tal hoy en clase de inglés?
—Bien.
—¿Qué habéis hecho? [madre y profe intentando sonsacar información]
—Hemos dicho qué comida nos gustaba y cuál no.
—Ah, entonces habrás dicho que te gusta mucho el arroz con gambas que hace tu lela.
—Claro, mamá, es mi plato favorito del mundo. Pero les he dicho que no lo como mucho porque mi lela vive en Sevilla. Pero les he contado que, cuando voy a verla, siempre me hace la comida que me gusta. Ah, y Leila ha contado que su abuela hace un tiramisú muy bueno, que es un postre típico de Italia que lleva café, pero no mucho porque nosotras somos niñas y no podemos tomar café y…
No, mi hija no habría sabido decir todo esto en inglés, pero apostaría un arroz con gambas de mi madre a que no se le olvidaría cómo se dice en inglés su plato favorito del mundo; y seguro que también recordaría el de algún/a compañero/a.
¿Quieres saber más?
Te recomiendo el artículo «Aplicaciones de enfoques léxicos a la enseñanza comunicativa» de Rufat y Jiménez Calderón, publicado en el libro Enseñar léxico en el aula de español, de la editorial Difusión.
Nota: Vaya por delante que admiro el trabajo que hacen todas las maestras de mi hija, de quienes he sacado algunas ideas maravillosas para mis clases.
Fotogravía de Kaitlin Dowis en Unsplash